STS, 23 de Febrero de 2001

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Cierto es que la intervención en la segunda instancia de la parte codemandada y absuelta en la primera acabó resultando innecesaria o superflua, ya que en el acto de la vista del recurso el Abogado de la parte actora-apelante limitó su disconformidad a la absolución del otro codemandado, aquietándose expresamente con la del matrimonio hoy recurrente en casación. Pero no lo es menos que tal anomalía vino propiciada por el régimen general del recurso de apelación en la LEC de 1881, que no contemplaba la expresión de las razones de la apelación o del contenido alegatorio del recurso sino hasta el momento mismo del acto de la vista, generando así el riesgo de situaciones como la aquí producida o de recursos de apelación aparentemente orientados a una revisión total del objeto del proceso pero que, sin embargo, en el acto de la vista quedaban reducidos a puntos tan limitados y concretos como el de las costas procesales. Este patente defecto de regulación se ha remediado por la nueva LEC al exigir con carácter general que el recurso de apelación se interponga "por medio de escrito en el que se expondrán las alegaciones en que se base la impugnación" (art. 458.1), e incluso ya se había atenuado en cierto modo con anterioridad por la Ley 10/92, pero incomprensiblemente sólo para las apelaciones en los juicios verbales y de cognición (mediante la reforma del art. 733 de la LEC de 1881 y del art. 62 del Decreto de 21 de noviembre de 1952), de suerte que el problema subsistió tanto en el régimen general del recurso de apelación como en el específico de este mismo recurso para el juicio de menor cuantía (arts. 703 a 714 LEC de 1881), cual era el que ha dado origen a este recurso de casación.

Extracto


STS, 23 de Febrero de 2001

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